3. LO QUE PRETENDE LA EXPOSICIÓN

Supongo que  la mayoría de tipos de objetos que sufren museízación no hayan sido en absoluto pensados y creados para musearse. Al menos ese es el caso de las máscaras de Paucartambo. No obstante esto, la exposición sobre la que se reflexiona ha asumido ese reto: musear máscaras. Y en esa asunción hay una suerte de complicidad no necesariamente explicitada entre el mascarero y los curadores. Veamos:


Lo que la exposición intenta es centrase en la producción física de máscaras de Paucartambo y en las motivaciones ideológicas del mascarero, siendo que el artista no es completamente autónomo, pero tampoco autómata de las exigencias culturales; hay una polémica, como se dijo más arriba, entre artistas populares y aun entre estos y los consumidores, en términos de la legitimidad de la producción. Y se entiende que si bien el objeto logra autonomía al terminar de confeccionarse y contextuarse en una comparsa en la fiesta, esta no sería posible sin otra realidad, que si bien no es material, es anterior y necesaria a la materialidad de la máscara: la técnica, el conocimiento de la producción; pero que este no constituye solo un automático aprendizaje, sino que arraiga en las motivaciones ideológicas de los artistas. Así, el argumento tácito de esta exposiciones que la fiesta de Paucartambo es una suma de confluencias: intérpretes de instrumentos musicales que usan instrumentos para producir música; danzantes que interpretan pasos de danza y que representan personajes; confeccionistas de trajes sin los cuales los danzantes no podrían ser convincentes al interpretar a sus personajes; mascareros, cuyo oficio de producción de máscaras es indispensable para constituirse verosímil la fiesta y sus representaciones en las comparsas.


Entonces, se propone que si bien el mascarero solo contribuye con un aspecto constituyente de la fiesta, la producción de máscaras, este es fundamental. La fiesta no se explica sin confeccionistas de trajes, no se explica sin intérpretes de instrumentos que constituyen las bandas musicales, no se explica sin mascareros. Por eso el título de la exposición: “…el artista, la obra, la fiesta”. La máscara es la obra, creada por el artista, para permitir la fiesta.


Pero hay que decir que el visitante que concurre a la exposición no podría hacerse una idea de la fiesta; ni siquiera aparece aquí una sola fotografía o representación de la imagen de la Virgen del Carmen, motivo de la fiesta. Si el visitante quisiera conocer cómo es la fiesta, lo ideal sería invitarlo a que concurra a Paucartambo durante el proceso festivo, entre el 15 y el 19 de julio. Lo que pretende la exposición es dar sí una idea de la importancia protagónica de las máscaras y del momento anterior a su existencia, el proceso de su manufactura. Por eso, se exponen máscaras, ordenadas intentando respetar lo que estructura la fiesta: las comparsas: saqras, machus de contradanza, majeños, capac negros, auqa chilenos, panaderos, chukchus, maqtas. Pero además, dedicando un espacio al conocimiento de uno de los artífices de estos objetos, reseñando brevemente su biografía:


Don Mario Palomino Coll-Cárdenas, mascarero de sesenta y tres años, nació en el Cusco el 25 de marzo de 1949. Estudió Contabilidad en la UNSAAC. Dedicó varios años de su vida a la docencia escolar. Sin embargo, desarrolló una prolífica actividad en el espacio de las artes populares: siendo nieto de paucartambino, desde muy joven empezó a bailar en la comparsa de Saqra en Paucartambo; al no disponer de una máscara empezó a confeccionar él mismo la suya propia por un proceso de autoaprendizaje. Así, empezó el interés por la elaboración de  máscaras, que ha ido depurando con los años. Pero su vida ha sido dedicada a diversas manifestaciones artísticas populares: danzante, mascarero, patrocinador de algunas comparsas paucartambinas, y ganador, junto a diversos elencos, de algunos galardones artísticos.

En Paucartambo, fue promotor de la reaparición de la danza capac negro e integrante como caporal (1972-1977); luego, integrante de la danza capac qolla (1978-1992); luego, integrante de la cuadrilla de danzantes de contradanza (1993-2011). Fue promotor de la reaparición de la danza panadero, reestructurando la coreografía y la música (1994). Fue cercano al “Centro Qosqo de Arte Nativo”, importante institución de difusión del arte cusqueño. Participó muchas veces en la representación del Inti Raimi. Fue acreedor de algunos galardones en festivales artísticos en Cusco, Arequipa y Lima a mediados de los años setenta.

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El concepto

Sobre la exposición

Mario Palomino Coll-Cárdenas

Algunas máscaras

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