Centro de Investigación

Pero esto, que la museografía y las pretensiones museísticas intentan mostrar, llama a otra realidad que pudiera ser presentida o comprendida por los visitantes: siendo la exposición en lo fundamental solo una suma de máscaras colgadas de la pared, hace entender muchas cosas en principio no previstas al menos por los curadores. –El presente texto está siendo escrito luego de desplegar todos los aspectos componentes de la museografía, pero antes del montaje–. Veamos:

La exposición, pretendiéndolo o no, desarticula o desmonta la compleja realidad de la fiesta, haciendo que el visitante –conozca la fiesta o sea ajeno a ella–, reflexione sobre algunos de estos aspectos al verlos desarticulados. Describo: En la exposición hay máscaras, un grupo de ellas representa el proceso de elaboración; dos maniquíes que portan un traje de saqra y uno de capac qolla; una fotografía gigante, de Carlos Díaz Huerta, de dos saqras sobre un tejado, en Paucartambo; una suma de fotografías del proceso de confección de una máscara, un video del mismo proceso, una fotografía antigua de nuestro mascarero, donde muy joven lleva su traje de capac qolla, y una entrevista filmada hecha al artista. Siendo así, descubrimos lo siguiente:

1. Máscaras expuestas indudablemente solo mostraría un aspecto descontextuado de una manifestación popular compleja; y en ese sentido mistificaría la máscara, dándole un valor autónomo que originalmente no tiene, pues solo existe en principio en función a la fiesta, este complejo formado de muchos aspectos. Aun así, no dejaría de ser legítimo jugar a darles a las máscaras valor artístico autónomo. En principio la exposición es solo máscaras colgadas de la pared; pero hay algo más, que puede potencialmente mover en el visitante a pensar más allá de “¡qué bonitas las máscaras!”. Veamos.

2. La exposición, mostrando cómo se manufactura una máscara, como se refirió más arriba, desde el papel de bolsas de azúcar, denuncia un origen humilde, no artístico, así como el que hay una técnica que permite crear arte desde lo no artístico; así, esto llama a tener presente que todos los objetos manufacturados por el hombre suponen un proceso técnico que al aplicárselos los transforma. Esto contraviene la llamémosle función de la máscara, producir una realidad ilusoria, distinta, otra, en donde lo representado asume autonomía significativa, concretando lo que denominamos más arriba fetichización. Mostrar cómo se manufactura un objeto lo desfetichiza.

Como ejercicio para entender esto, comparemos la imagen 3, de una de las máscaras que se expone, con la imagen 4, fotografía que forma parte de la museografía, y en que aparece una máscara que se expone también. Así, mostrar cómo es el proceso de confección, desnuda la realidad de una máscara, que al ser mirada sola, se le cree dueña de sí misma. Pero al mostrar el proceso de su creación, se plantea su relatividad y dependencia del productor.

Imagen 3: Máscara de saqra, elaborada por Mario Palomino.

Imagen 4: Fotografía de Mario Palomino terminando una máscara de maqta.